
No sólo de uvas viven los habitantes del Valle de Elqui, sino también de sandías, y de grandes tamaños. Durante muchos se pensó que las sandías más grandes y sabrosas del país eran las de Paine, pero la realidad es que en Vicuña desde hace un par de años estas frutas han superado los records de Paine. Es el caso de los cultivos de don Marino Alvarez Molina, pequeño agricultor de la localidad de San Isidro, quien cultiva sandías y melones gigantes en el sector de El Tambo, en terrenos del agricultor Clemente Rigotti.
La mayoría de las sandías, de distintas variedades, pesan entre los 14 y los 17 kilos. Las más grandes que ha cultivado durante la presente temporada pesaron 17,345 kilos y 16.700 kilos cada una (en la fotografía), convirtiéndose en las sandías más grandes de Chile. El record del presente año lo ostentaba una sandía del sector de Culitrín que pesó 16,100 kilos en la Fiesta de la Sandía efectuada el pasado 12 de enero en la comuna de Paine. El agricultor que la cultivó fue Gabriel González.
La sandía más pesada midió 49 cm de largo y 88 cm de ancho en tanto la segunda en peso midió 54 cm de largo y 77 cm de ancho.
Don Marino, sonriente y orgulloso, incluso nos confiesa que el año pasado cosechó una sandía que pesó 22 kilos y que fue enviado su suegro en la ciudad de Calama. “Es que el valle es privilegiado para cualquier tipo de cultivos”, sentencia.
Consultado sobre cuál es el secreto para obtener tan grandes y ricas frutas, tranquilamente señala: “El clima es el bueno y uno tiene que trabajar bien la tierra, tenerla suelta y usar abonos buenos.” Agrega que las sandías y los melones de sus cultivos son regados con sistema de riego por goteo.
Asegura que sus sandías son mejores que las del sur, no sólo en tamaño sino además en sabor. De hecho mientras conversamos con él nos dio a probar una sandía “blanca”, que por fuera parece una alcayota de pálida, pero que por dentro es muy jugosa y demasiado dulce; realmente exquisita. Don Marino tiene razón: las sandías del Valle de Elqui son las mejores.
En las tres hectáreas de cultivos hasta el momento ha cosechado unas siete toneladas de sandías y unas tres toneladas de melones. “Y sólo llevamos apenas tres cortes de fruta”, precisa.
Don Marino, de 72 años bien conservados, es un caso especial: es uno de los pocos “medieros” que existen en Valle de Elqui y el único “sandillero” que va quedando. Esta forma de cultivo la heredó de su abuelo Natalio y de su padre Manuel, por lo que su labor es una tradición familiar que ha permanecido en el tiempo.
Quienes deseen apreciar o degustar estas dulces y gigantes sandías deben ubicar a don Marino a un costado de la iglesia de San Isidro, accediendo por un callejón desde la ruta internacional ya que la calle principal está cerrada por trabajos de alcantarillado; o bien directamente en la parcela No.3 de El Tambo, muy cerca de Vicuña.
La mayoría de las sandías, de distintas variedades, pesan entre los 14 y los 17 kilos. Las más grandes que ha cultivado durante la presente temporada pesaron 17,345 kilos y 16.700 kilos cada una (en la fotografía), convirtiéndose en las sandías más grandes de Chile. El record del presente año lo ostentaba una sandía del sector de Culitrín que pesó 16,100 kilos en la Fiesta de la Sandía efectuada el pasado 12 de enero en la comuna de Paine. El agricultor que la cultivó fue Gabriel González.
La sandía más pesada midió 49 cm de largo y 88 cm de ancho en tanto la segunda en peso midió 54 cm de largo y 77 cm de ancho.
Don Marino, sonriente y orgulloso, incluso nos confiesa que el año pasado cosechó una sandía que pesó 22 kilos y que fue enviado su suegro en la ciudad de Calama. “Es que el valle es privilegiado para cualquier tipo de cultivos”, sentencia.
Consultado sobre cuál es el secreto para obtener tan grandes y ricas frutas, tranquilamente señala: “El clima es el bueno y uno tiene que trabajar bien la tierra, tenerla suelta y usar abonos buenos.” Agrega que las sandías y los melones de sus cultivos son regados con sistema de riego por goteo.
Asegura que sus sandías son mejores que las del sur, no sólo en tamaño sino además en sabor. De hecho mientras conversamos con él nos dio a probar una sandía “blanca”, que por fuera parece una alcayota de pálida, pero que por dentro es muy jugosa y demasiado dulce; realmente exquisita. Don Marino tiene razón: las sandías del Valle de Elqui son las mejores.
En las tres hectáreas de cultivos hasta el momento ha cosechado unas siete toneladas de sandías y unas tres toneladas de melones. “Y sólo llevamos apenas tres cortes de fruta”, precisa.
Don Marino, de 72 años bien conservados, es un caso especial: es uno de los pocos “medieros” que existen en Valle de Elqui y el único “sandillero” que va quedando. Esta forma de cultivo la heredó de su abuelo Natalio y de su padre Manuel, por lo que su labor es una tradición familiar que ha permanecido en el tiempo.
Quienes deseen apreciar o degustar estas dulces y gigantes sandías deben ubicar a don Marino a un costado de la iglesia de San Isidro, accediendo por un callejón desde la ruta internacional ya que la calle principal está cerrada por trabajos de alcantarillado; o bien directamente en la parcela No.3 de El Tambo, muy cerca de Vicuña.
Noticia de Jorge Olivares
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